Corría el mes de mayo del año 1996 y en un barrio de la zona sur de Rosario, apareció la cámara de un canal de Buenos Aires filmando un gato asándose a la parrilla. Fue noticia nacional: “en Rosario hay hambre, y la gente come gatos”.
Eran momentos difíciles en la ciudad y en todo el país, porque empezaban a plasmarse las consecuencias sociales de la convertibilidad. La desocupación y el hambre que emergían fuertemente eran responsabilidad del gobierno nacional y, entonces ¿el gato era nuestro?
Se discutió mucho entonces de quien era la culpa y por qué en Rosario pasaba eso, si había sido una operación mediática o si la realidad social producía la noticia. El socialismo en el gobierno muncipal, desde antes y con los años – con el concurso de todas las fuerzas políticas – desarrolló un programa social, fundamentalmente en el área de la salud, que hoy aun con el desgaste del tiempo, mostró ser una respuesta positiva.
El jefe de policía de la Provincia de Santa Fe apareció el viernes pasado en un diario de la ciudad de Buenos Aires acusado de estar involucrado en actos de connivencia con el narcotráfico. Tognoli, entonces… ¿qué tiene que ver con el gato?
La cuestión hoy, como lo fue en aquella oportunidad, es grave y está arriba de la mesa: es el narcotráfico y sus implicancias, que deteriora seriamente la convivencia ciudadana por la inseguridad y la zozobra que genera. La consecuencia es siempre la misma: el desamparo de la gente.
Nación, Provincia y Municipios, Poder Legislativo Provincial y Nacional, Justicia Provincial y Justicia Nacional, todos, absolutamente todos, tenemos una cuota de responsabilidad y la obligación de actuar coordinadamente.
El portazo del viernes y las declaraciones de funcionarios nacionales imputando el problema del narcotráfico exclusivamente a Santa Fe no son el camino adecuado para enfrentar un flagelo que requiere una actuación coordinada de los diferentes niveles del Estado. La cuestión es demasiado grave como para que desde ahora forme parte de la disputa electoral del año que viene.