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sábado, 3 de noviembre de 2012

VAMOS POR TODO


Fue precisamente en la ciudad de Rosario el 27 de Febrero, mientras la intendenta Mónica Fein se encontraba haciendo uso de la palabra cuando la presidenta Cristina Fernández dijo: “vamos por todo”. El miércoles pasado, en la Congreso de la Nación, el diputado Larroque insultó a toda la oposición y habló de “narcosocialismo”. Ahora el presidente del Partido Justicialista en la Provincia de Santa Fe termina de decir que se debería intervenir la Provincia.

En Santa Fe hay problemas, a los gobiernos de ayer y de hoy seguramente podrán realizársele críticas, de la necesidad de tomar medidas de reforma de la policía más profundas que corten los vínculos de sectores de la misma con el narcotráfico y que doten de mayor seguridad a la población. De allí a descalificar utilizando la palabra de “narcosocialismo” y a hablar de intervenir Santa Fe, la distancia es infinita.

¿Se busca la solución de un grave problema o se pretende destruir al adversario? Este segundo objetivo, es el que legitima: “el fin justifica cualquier medio”, el adversario se transforma en enemigo y se ingresa entonces en el peligroso y detestable campo de “parodiadores de Clausewitz” que inmortalizó aquello de “la guerra es la mera continuación de la política por otros medios”. En la guerra nadie habla para convencer, hay dos bandos, no existe el tercero, y el tercero es la sociedad que padece los problemas.

La sociedad exige un camino de solución a la cuestión de la inseguridad y el narcotráfico, en Santa Fe y en todo el país. Y ello solo es posible con el concurso, la cooperación y el trabajo conjunto de la nación  las provincias y los municipios. Y, los poderes ejecutivos, legislativos y judiciales.

Para ello se necesita dialogo, y el diálogo es lo contrario al silencio, o peor, al insulto. Sin el diálogo, lamentablemente, nos seguirá ganando el delito.


lunes, 6 de julio de 2009

UN FUTURO PROMISORIO Y UN PRESENTE DE MUCHO COMPROMISO

Tenemos la gran satisfacción de haber alcanzado un piso muy alto de apoyo que le da al Frente Progresista Cívico y Social una perspectiva muy positiva de crecimiento e inserción en toda la provincia. En una campaña que arrancamos de abajo, y tras una espectacular remontada, alcanzamos una votación por encima del 40 %, con casi 700 mil votos en la provincia de Santa Fe. Indudablemente no nos alcanzó para ganar. Pero estos números, muy altos si los comparamos con otros distritos electorales del país donde varios candidatos ganaron con porcentajes bastante menores, nos dan una satisfacción y responsabilidad muy grande.

En el plano nacional, la elección expresó con contundencia la voluntad inapelable de la ciudadanía de cambiar el Congreso Nacional. Era necesario cambiar una mayoría disciplinada del kirchnerismo en el Congreso; para que un Parlamento con una nueva composición permitiera abrir una etapa de mayor dialogo y consenso para abordar la agenda pendiente en la República Argentina. Y mirando los resultados de Santa Fe, de Córdoba, de Entre Ríos, de la provincia de Buenos Aires, se ve la contundente expresión de esa voluntad popular.

Lamentablemente, luego de escuchar las expresiones públicas de la Presidenta de la Nación, vemos que todavía no se tomó registro de la expresión de la ciudadanía en las urnas.

La crisis se manifiesta hoy con su mayor crudeza, y por eso el Congreso de la Nación debe abordar sin más demoras esta problemática. En ese contexto vamos a seguir insistiendo con la eliminación del IVA a los productos de la Canasta Básica de Alimentos, con el reclamo de una movilidad justa que reintegre el 82 % móvil que acerque las jubilaciones al salario mínimo vital y móvil, vamos a insistir con la suspensión por 180 días de los despidos y las suspensiones, vamos a insistir con la rebaja de las tasas de interés para los créditos a las PYMES del campo y la ciudad, que son a quienes hay que apoyar para combatir esta recesión que nos pone otra vez ante el fantasma del desempleo.

Necesitamos el cumplimiento de la actual ley de coparticipación federal, ya que se nos sustraen a las provincias importantes fondos que les corresponden por derecho propio. Necesitamos también la derogación de los superpoderes, que permitió una alta discrecionalidad en el manejo de los fondos públicos y nos condujo a un proceso de fuerte deterioro institucional. Insistimos en la necesidad de establecer una política nacional agropecuaria consensuada que permita darle a la producción una perspectiva de trabajo y rentabilidad que permita reactivar la actividad en un momento de recesión que golpea duramente. Estos son algunos de los grandes temas de la agenda que se viene en el Congreso.

En cuanto al análisis concreto de las elecciones en el marco provincial también estamos muy satisfechos por lo que hemos producido a lo largo y a lo ancho de la provincia. Ha quedado claro que no hay un voto del Norte y otro del Sur, hemos ganado ampliamente –por más de 10 puntos- por ejemplo en el departamento General Obligado, con un holgado triunfo en ciudades como Reconquista, Avellaneda, y Villa Ocampo. En el otro extremo de la provincia, hemos ganado el departamento Constitución, con un importante triunfo en su cabecera, Villa Constitución. Tampoco se ve una diferencia entre ciudades grandes y ciudades chicas, ya que hemos ganado también en muchas ciudades pequeñas de la provincia, lo que manifiesta que donde pudimos llegar con nuestro mensaje pudimos también obtener resultados importantes.

Y contamos con el resultado esperado de Rosario, donde tuvimos un muy buen desarrollo electoral, y ganamos por casi 17 puntos de diferencia, en todas las seccionales de la ciudad. Los rosarinos nos conocen por la gestión, tanto municipal como parlamentaria, y nos dan un apoyo permanente que es producto de muchos años de trabajo, en los que hemos demostrando honestidad, eficiencia y solidaridad en la práctica de la gestión pública.

Nos fue mal en departamentos importantes como La Capital, Castellanos y Las Colonias, donde evidentemente nuestro mensaje no tuvo la inserción que adquirió en otros lugares de la provincia y en donde la diferencia con respecto a la lista ganadora fue muy importante. Si bien estuvimos arriba del 30 % de los votos en el departamento La Capital, creo que nos falto quizás un poco mas de tiempo para que muchos santafesinos pudieran haber encontrado razones para votarnos.

Este importante resultado electoral nos deja indudablemente una gran responsabilidad hacia adelante. Lo dijimos en la campaña cuando recorrimos más de 25 mil km y 100 localidades, cuando presentamos las propuestas de coparticipación federal, de política agropecuaria, de salud, de políticas sociales, de vivienda, de educación y de infancia. Que ese era nuestro compromiso con la Provincia de Santa Fe, que es nuestro contrato que vamos a cumplir durante el desarrollo de nuestra gestión en las bancas parlamentarias que cada uno de nosotros ocupará. Y por lo tanto, esas propuestas quedan como el contrato de trabajo hacia delante para continuar trabajando para mejorar la calidad de vida de los santafesinos, y para mejorar un Congreso de la Nación.

Por todo ello, entendemos que el saldo de esta campaña y de la expresión libre de la voluntad popular nos deja un saldo altamente positivo para el Frente Progresista Cívico y Social. Nos queda un futuro promisorio, y un presente de mucho compromiso.


martes, 21 de octubre de 2008

Acerca de la crisis financiera mundial


“NO ES LA PRIMERA….. NO SERA LA ULTIMA”.



La crisis financiera en los Estados Unidos expresa el final del triunfo cultural de la ideología neoliberal: hasta los economistas más ortodoxos hoy piden, suplican, exigen la intervención del Estado para salvar el sistema financiero y coinciden –cínicamente- que esta situación fue producto de la falta de regulación.

No es el "fin de la historia”, no será seguramente el fin del capitalismo, ni siquiera todavía de su fase neoliberal, pero expresará un cambio de época, de paradigmas, de conceptos. Basta comparar que el Premio Nobel de Economía en el año 1976 fue otorgado al fundador de la corriente neoliberal estadounidense Milton Friedman quien ganó “prestigio” gracias a su teoría del monetarismo desarrollando el fundamentalismo de mercado; mientras que hace unos días el mismo Nobel fue otorgado a uno de sus críticos más acérrimos, Paul Krugmann.

La acumulación del capital es la esencia del capitalismo. Capitalismo y mercado son una sola y misma cosa, la tasa de rentabilidad el objetivo principal, el laissez-faire la ávida necesidad de la economía de mercado. Expansión inesperada y Apocalipsis inevitable grafican la historia de las crisis del capitalismo.

Adam Smith a fines del siglo XVIII escribió el famoso texto “La Riqueza de las Naciones” donde desarrolla las bondades de la mano invisible del mercado. La mano invisible es aquella que anda en el mundo económico de manera transparente y a la vez ciega articulando los intereses dispersos sin ningún tipo de intervención: no se necesita, ni se desea, que nadie fuera del proceso económico intervenga. Sin conocer a George Bush, Adam Smith escribió que es necesario que el soberano político, el gobernante, sea, pueda y deba ser ignorante para que no interfiera en el proceso económico.

Hoy, los neoliberales responsables de la crisis, sin sonrojarse, ni pedir perdón, le piden al Estado que den liquidez al sistema y restauren la confianza, es decir que los ciudadanos de a pie –como siempre- paguen la crisis. Los 800.000 millones de dólares del salvataje en EEUU (cifra similar al gasto militar en Irak) saldrán entre otros, del bolsillo de los plomeros y carpinteros estadounidenses de los que hablaba el Secretario del Tesoro norteamericano cuando justificaba la negativa de brindar asistencia a nuestro país al producirse la crisis del 2001 aduciendo que no serían ellos quienes pagarían la “fiesta”. En síntesis, apropiación concentrada de la riqueza en tiempos de expansión, socialización de las pérdidas en tiempos de crisis.

El neoliberalismo ganó la batalla cultural legitimándose como oposición a la política keynesiana, a los gastos sociales de guerra (Plan Beveridge) y al crecimiento de la Administración Federal de los EEUU producto de los programas sociales. La conjunción de recesión, inflación y desempleo significó el fin de una era del Estado de Bienestar y el comienzo de otra nueva era con la Escuela de Chicago como guía, el laissez faire en lo económico, y la descalificación del soberano en lo político como programa.

Luego de cuatro décadas el círculo se cierra de la peor manera. Si se tiene perspectiva histórica y un poco de imaginación, esta crisis abre un campo de posibilidades inmensa. Lo que hoy está en cuestión no se reduce a un poco más de regulación. El problema de fondo pasa por cuestionar a una política económica y social globalmente neoliberal, flagrantemente injusta por las desigualdades crecientes que produce y estruendosamente ineficiente por las crisis que provoca.

Sólo la política puede tomar las riendas ante el horizonte de recesión, desempleo y hambre que se avizora. Como lo señaló hace más de un siglo Jeremy Bentham las agendas económicas en el plano mundial y nacional de cada país deberán ser el pleno empleo, la estabilidad de los precios, el equilibrio de la balanza de pagos, el crecimiento del producto bruto interno, la distribución de los ingresos y las riquezas y la prestación de servicios sociales.

Se llevó al mundo a una economía de casino, de especulación y timba financiera. Escuchamos por estas horas a los economistas decir que esta crisis impactará dramáticamente en la “economía real”, es decir en el empleo, el comercio, la producción. Cabe preguntarse entonces si esta afirmación es la aceptación que la economía financiera, la de las bolsas, la especulativa, es la “no real”. “Burbuja” es el término de época, en los 90 fue la burbuja informática, hoy es la inmobiliaria, ¿cuál será la próxima?.

Pareciera que ha llegado la hora de decir “CHAU FRIEDMAN…..HOLA KEYNES”.

miércoles, 28 de mayo de 2008

EL SOCIALISMO ANTE EL CONFLICTO AGROPECUARIO

El país se encuentra atravesando una coyuntura externa altamente favorable en cuanto al valor de sus exportaciones, sin precedentes en los últimos 50 años. En el marco de este contexto, la producción agropecuaria se convirtió en pilar fundamental de la recuperación económica general en la salida de la crisis que hizo eclosión en 2001.

Argentina solo podrá aprovechar en el largo plazo este escenario favorable si crea las condiciones necesarias para un aumento sustancial de su capacidad productiva, resguardando al mismo tiempo el consumo interno, especialmente garantizando el de los sectores de menores ingresos.

En este contexto, el Partido Socialista ha promovido en los distintos espacios institucionales en los que participa un conjunto de propuestas no sólo para la resolución del conflicto actual, sino para la formulación de una política agropecuaria de mediano y largo plazo concebida como política de Estado, con el convencimiento de que:

1- El Gobierno Nacional debe, en razón de su mayor responsabilidad institucional, convocar a las cuatro entidades del sector agropecuario a la reanudación del diálogo de forma urgente. Asimismo, tal como lo ha planteado el PS en la Cámara de Diputados de la Nación, es necesario convocar a un Consejo Federal Agropecuario Ampliado que, con la participación de los gobiernos provinciales de la región agropecuaria, organizaciones civiles, sectoriales y las instituciones científico-tecnológicas, se erija como un espacio institucional permanente de debate con un criterio federal.

2- Es necesario reconocer las asimetrías existentes entre los grandes pooles de siembra y pequeños y medianos productores, a través del establecimiento de un esquema de retenciones diferencial y progresivo, que tome en cuenta el tamaño de la explotación agrícola y la producción obtenida. Así lo hemos planteado en el proyecto de ley presentado por el bloque socialista en la Cámara de Diputados.

3- La definición del conflicto debe darse a partir de la formulación concertada e implementación de una verdadera política de Estado en materia agropecuaria para el mediano y largo plazo, hoy inexistente.

4- El conflicto entre el Gobierno Nacional y el sector agropecuario ha desnudado, en el marco de un sistema tributario que se caracteriza no sólo por la fuerte regresividad y asimetría sino también por su diseño fuertemente centralista, un conflicto entre Nación y Provincias respecto a la distribución de la renta nacional. En este marco, el Partido Socialista demanda el inmediato cumplimiento de la ley vigente de Coparticipación Federal en lo que respecta al piso de recursos del 34% sobre el total recaudado que debe se distribuido a las provincias –de acuerdo al proyecto presentado por el bloque socialista en el Senado de la Nación-, y la pronta sanción de una nueva ley de Coparticipación Federal de Impuestos que, en cumplimiento del mandato constitucional, permita la construcción de un federalismo fuerte y el pleno respeto de las autonomías provinciales.

5- El Congreso Nacional es el ámbito institucional para concretar a través de leyes la política a mediano y largo plazo para el sector agropecuario, y al que la Constitución Nacional le ha asignado la atribución de establecer y modificar los tributos nacionales, y por ello es quien debe fijar el esquema y nivel de retenciones a aplicarse para la exportación de granos.

El proceso de concentración de la tierra y de “sojización” no se ha detenido en los últimos años; es necesario por ello una política integral en la materia como lo sostuviera el maestro Juan B. Justo, pionero en el estudio del problema agrario en la República Argentina, a cuya instancia el PS aprobó en 1901 un programa agrario muy avanzado para la época que daría inicio a la legislación agraria argentina. Programa que planteaba el combate contra el latifundio y la concentración de la tierra, junto a la consecuente promoción de una clase de pequeños propietarios, como los elementos centrales en la estrategia socialista para abordar la cuestión agraria que, como en aquella Argentina del capitalismo finisecular, vuelve a plantearse una vez más –al decir de Justo-, como uno de los “problemas más palpitantes de la vida nacional”.