“Los
milagros económicos del siglo XX, no se alcanzaron con el laissez faire
sino
contra él”. Eric Hobsbawm, Historia del Siglo XX.
De la mano invisible del mercado habló
por primera vez en 1776 Adam Smith en su obra “La Riqueza de las Naciones”. Por aquellos mismos años iniciales del
capitalismo, los fisiócratas popularizaban el “laissez faire”.
De la mano invisible del mercado el
capitalismo desarrolló su expansión mundial en el siglo XIX, acumulando
gigantescas riquezas, a la par que la explotación, la miseria y el hambre.
Contra la mano invisible del mercado se
organizó el naciente movimiento obrero en Europa, y con él y de él surgieron
los Partidos Socialistas que con lucha y con sangre consiguieron leyes y
conquistas que mejoraron las condiciones de vida de los trabajadores.
De la mano invisible del mercado llegó
el imperialismo como desarrollo del capital financiero en los inicios del siglo
XX, y como producto de él la primera gran guerra y la primera gran crisis de
Wall Street que arrojaron a millones de hombres y mujeres a la muerte, la
desocupación, el hambre y la miseria, provocando además una profunda depresión
en la economía mundial.
Contra la mano invisible del mercado
surgieron el New Deal con Keynes en los Estados Unidos, y el Plan Beveridge en
Inglaterra que dio lugar a los Estados de Bienestar, garantizando empleo y
derechos sociales a los trabajadores y pujanza en la economía.
De la mano invisible del mercado, el
neoliberalismo logró en las últimas décadas su máximo desarrollo, privatizando
y transformando el trabajo, la educación y la salud en mercancías, abriendo
brechas enormes de desarrollo entre países y dentro de ellos, y configurando a
la desigualdad como su principal rasgo distintivo. La desregulación absoluta de
los mercados financieros produjo la última crisis de las subprime en los
Estados Unidos, con la caída de su máximo símbolo, la banca Lehman Brothers,
empobreciendo y dejando sin vivienda a centenares de miles de estadounidenses,
y generando una crisis en Europa que todavía no encuentra salida.
De la mano invisible del mercado no
llegarán escuelas ni hospitales, ni el cuidado del ambiente ni de los más
necesitados, ni siquiera la eficiencia económica, a pesar del canto de sirena
de los economistas ortodoxos que la pregonan.