La irresponsable aventura
belicista de la dictadura argentina le proporcionó a Thatcher una gran
popularidad en el Reino Unido, que utilizó para llevar adelante un profundo programa
de privatización de industrias y servicios básicos como la educación, la salud,
el gas, la minería, la electricidad y el transporte. Esta política vino
acompañada por el desmantelamiento de uno de los Estados de Bienestar más
fuertes del continente europeo, la desregulación de los mercados, y por una feroz
represión de la movilización popular que tuvo como blanco predilecto al
movimiento obrero. Así la recuerda el secretario de la Asociación Minera de
Durham: “destruyó nuestra comunidad, nuestras localidades, nuestra gente”.
Estas políticas fueron
–junto a las de Reagan, con quien consolidó una sólida alianza conservadora- el
precedente de las reformas neoliberales que algunos años más tarde impulsarían
el Consenso de Washington y los organismos financieros internacionales. El
modelo neoliberal fue impuesto en Latinoamérica a sangre y fuego, en alianza
con criminales dictaduras militares. No es casual por ello la estrecha relación
que unía a la “Dama de Hierro” con el dictador chileno Augusto Pinochet.
Margaret Thatcher está
siendo recordada en su país y en el mundo de muy distintas maneras.
Nosotros lo hacemos junto a
aquella canción de Sting,
“Fragilidad”, que nos recuerda la matanza del Belgrano:
Mañana
ya la sangre no estará
Al
caer la lluvia se la llevara
Acero
y piel combinación tan cruel
Pero
algo en nuestras mentes quedara