¿Queda tan lejos Medio Oriente que nadie hace nada para
detener la muerte?. Barack Obama el año pasado y la Unión Europea en este,
recibieron –algunos pocos seguramente sabrán por qué- el Premio Nobel de la
Paz. Estados Unidos y los países de Europa son las potencias que deciden en
el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que mantiene hasta el momento un
silencio sepulcral,es decir que han decidido no decidir nada.
Mientras las bombas llueven sobre la Franja de Gaza
produciendo decenas de muertos, de los cuales muchos de ellos son niños inocentes,
y los misiles buscan como destino la secular Tel Aviv o la milenaria Jerusalén,
solo se escuchan declaraciones de compromiso y vacíos comunicados de los
líderes de las principales potencias del mundo.
El presidente de Israel y también Nobel de la Paz, Shimón
Peres, en su libro de memorias relata un proverbio árabe donde un hombre le
pregunta a un anciano: “¿cuál es la diferencia entre la paz y la guerra?” y el
anciano responde: “en la paz los hijos entierran a sus padres, en la guerra los
padres entierran a sus hijos”. Esto una vez más es lo que está pasando en Medio
Oriente.
Hegel sostuvo que la historia de la humanidad ha sido un
inmenso matadero, el siglo XX con dos guerras mundiales y totalitarismos
mató a cuarenta millones de personas por
la acción humana, confirmando esa
sentencia.
El siglo XXI no amaneció muy distinto, los tambores de la
guerra siguen sonando a pesar de tantos Premios Nobeles por la Paz entregados.