EL FAMATINA NO SE TOCA
La cordillera de los Andes está de pie y resiste. Los pueblos de Chilecito y Famatina –como en el 2003 lo hizo el pueblo de Esquel, y como hoy comienzan a expresarse en Mendoza, Río Negro, Catamarca y otras provincias cordilleranas- le dicen NO a la megaminería a cielo abierto con una consigna tan simple como clara y contundente: “El Famatina no se toca”.
Para obtener 25 kg de oro diarios se deben volar 25 mil toneladas de roca, que deberán ser tratadas con 4 toneladas de cianuro disueltas en 500 mil litros de agua y grandes cantidades de cal y zinc, quedando un promedio de 50 mil toneladas de desechos sólidos, 240 toneladas de emisiones de dióxido de carbono, y la “sopa” de agua cianurada altamente contaminante en los llamados “diques de cola”.
“El agua es oro” dicen las asambleas populares que se van formando al pie de la cordillera porque saben que en ese recurso les va la vida. El mundo lo sabe. Nadie dice ya “el tiempo está loco” sino que se sabe que es el cambio climático el que produce sequías, inundaciones y otros fenómenos climáticos extremos. Se estima que para las próximas décadas, 2000 millones de personas sufrirían la escasez de agua.
La movilización y participación ciudadana, desde los niños en las escuelas, las organizaciones ambientalistas, sociales y culturales, de los trabajadores, y pequeños productores agropecuarios arrancaron al Congreso de la Nación, a pesar de la presión de los grandes grupos económicos, la ley de protección de los bosques nativos y la de glaciares.
Esa misma movilización popular y ciudadana ya se está expresando para evitar que la cordillera de los Andes sea devastada por la dinamita del lucro y la codicia del oro, y para concretar en leyes el desarrollo de un medio ambiente sustentable para nosotros y las generaciones futuras.