La
información dice: “La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner decidió
postergar el debate sobre el ascenso del General Milani hasta que la Comisión
de Acuerdos del Senado trate en diciembre el resto de los ascensos de los
miembros de las Fuerzas Armadas”.
Ello
significa que Milani – acusado de graves violaciones a los derechos humanos en
dos casos constatados que son: la desaparición del soldado Ledo en Tucumán y
los apremios y tortura de la familia Olivera en La Rioja, ambos ocurridos en el
año 1976- seguirá al frente del Ejército argentino.
Milani
mintió en estos últimos días en reiteradas oportunidades, afirmó que desconocía
hechos de los cuales está acusado, aunque su participación en los mismos está
fehacientemente confirmada.
Postergar
el tratamiento del ascenso de Milani y mantenerlo Jefe del Ejército puede
considerarse como un papelón o una mancha en el gobierno de los Kirchner que
tuvo una firme política de derechos humanos respecto a los crímenes de la
dictadura militar.
Esta
decisión es una muestra más del lamentable fin de ciclo de un gobierno que
comenzó con medidas afirmativas y terminó borrando con el codo lo que escribió
con la mano.
Su
mejor creación en lo institucional es la actual Corte Suprema de Justicia, y
hoy la desprecia intentando – como con las rechazadas reformas a la justicia-
anularla.
El
acuerdo con Chevron, -asimilable a otros realizados en nuestra historia por
gobiernos que entregaron nuestros recursos naturales- luego de la
reestatización de YPF.
Por
último, la designación al frente del
Ejército de alguien comprometido con la violación de los derechos humanos
en el país.
El
camino de políticas antinacionales y antipopulares, no es trabajo sólo de la
derecha, con decisiones como el ascenso de Milani las pavimenta el mismo
oficialismo.