martes, 21 de julio de 2009

“NI CONTIGO NI SIN TI”… o la construcción de una fuerza alternativa de gobierno.


El último 28 de junio con su libre expresión en las urnas, la sociedad le puso fecha al fin del kirchnerismo en la política argentina: 10 de diciembre de 2011.

Así como hoy es difícil encontrar adherentes de la expresión política que gobernó en los noventa el país por diez años: el menemismo; será también extraño encontrar dentro de un tiempo adherentes al kirchnerismo.

El justicialismo continuará oscilando, de acuerdo al contexto nacional e internacional – como “partido del poder”- de políticas de centroizquierda a políticas de centroderecha y viceversa, indistintamente.

A su vez, sus liderazgos representativos expresarán fielmente el tiempo que les toque encarnar.

La realidad política argentina circuló respecto al justicialismo en las últimas décadas como en los cantos de Virgilio “ni contigo, ni sin ti tienen mis males remedio”.

Ante el evidente ya fracaso del actual gobierno de resolver los problemas estructurales de la Argentina: la injusta distribución de la riqueza y la pobre calidad institucional; el desafío inmediato es construir una fuerza alternativa de gobierno y, a la vez aportar a clarificar el sistema político donde izquierda y derecha al decir de Norberto Bobbio sean lugares programáticamente definidos donde se identifiquen las fuerzas políticas constituidas.

Las diferencias sustantivas entre Brasil, Uruguay y Chile con respecto a la Argentina se manifiestan en variadísimas cuestiones pero es, en sustancia en la anormalidad de nuestro sistema político. En dichos países no hay dudas para la sociedad que partidos políticos significan programáticamente la izquierda y la derecha y, un espacio de centro que pivotea entre ellos, en alianzas, coaliciones o frentes, que expresan en cada momento las relaciones de fuerza de la sociedad.

En la Argentina el problema no es tanto que el justicialismo mute de derecha a izquierda o viceversa, o tenga sectores que expresa a la vez y al mismo tiempo posiciones de derecha o de izquierda, sino que hasta hoy no se ha construido una fuerza alternativa que pueda primero gobernar el país y a la vez por su misma existencia clarifique el sistema político nacional.

El surgimiento del PT en Brasil resolvió las dos cuestiones: las de gobierno y las del sistema político; el Frente Amplio en Uruguay y la Concertación democrática en Chile también lo hicieron.

En Argentina las dos cuestiones están pendientes.

La definición de un Programa de Reformas, claramente de centroizquierda que esté orientado a los procesos de cambio que beneficien a los sectores populares y, el diálogo y el acuerdo con las fuerzas políticas y sociales que puedan adscribir al mismo aparecen como una primera tarea urgente de realización.